La procrastinación es el asesino de la productividad que afecta hasta al 70% de los estudiantes universitarios y, según una investigación del Dr. Joseph Ferrari, a 1 de cada 5 adultos.
Es mucho más fácil concentrarse en reorganizar las estanterías de los libros o navegar por las redes sociales que enfrentarse a una redacción o a un montón de deberes.
Las estadísticas muestran que el número de personas que confiesan procrastinar ha aumentado un 200% desde la década de 1980.
Una razón de peso para ello son los avances tecnológicos, que nos dan acceso a distracciones ilimitadas al alcance de la mano en Internet o en nuestros teléfonos.
Pero cuando se acerca una fecha límite, la procrastinación no sólo provoca estrés y ansiedad, sino que también significa que podrías precipitarte y no entregar tu mejor trabajo.
Si estás leyendo esto porque no puedes concentrarte en la tarea que tienes entre manos, estás en el lugar adecuado.
En sólo dos minutos, lee estas tres técnicas que puedes utilizar ahora mismo para ponerte manos a la obra.
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Aparta el teléfono
O mejor, apágalo. Los teléfonos móviles demandan constantemente nuestra atención: grupos de mensajes que no paran de sonar, notificaciones de juegos con actualizaciones u ofertas especiales, o actualizaciones de redes sociales que te ruegan que te desplaces por tu feed. Si no te sientes cómodo apagándolo, desactiva las notificaciones de todo aquello a lo que no necesites acceder inmediatamente, o pon el modo “No molestar”. Ahora mismo, ¡tienes cosas más importantes que hacer!
Hacer una lista de control puede ayudarte a organizarte
A nuestros cerebros no les gusta asumir tareas grandes y largas. Prefieren objetivos más pequeños y específicos, según la teoría de la fijación de objetivos de Edwin Locke. Haz una lista de todos los elementos o apartados concretos que tendrás que completar: si te concentras en un objetivo más pequeño y alcanzable, es mucho menos probable que tu cerebro entre en modo pánico y encuentre algo más fácil de hacer. Por ejemplo, en lugar de “completar mi redacción”, divídela en: ‘Escribir la introducción’, ‘Escribir el primer párrafo’. etc. Hacer una lista física que puedas ir tachando no sólo te mantendrá en el buen camino, sino que dará a tu cerebro una recompensa por cada sección completada y te mantendrá motivado.
Deja de procrastinar, haz pausas regulares
Al principio puede parecer contraproducente, pero permitirte descansos regulares te da una recompensa por la que trabajar. Ponte un cronómetro y trabaja duro durante 20 minutos, luego tómate un descanso cronometrado de cinco minutos. Aclara y repite hasta que consigas tu objetivo. Los cinco minutos funcionan como recompensa, pero una pausa también te permite volver a concentrarte para los siguientes 20 minutos. Puede que quieras ajustar los tiempos; tal vez trabajes mejor con pausas más cortas pero más frecuentes; todo depende de lo que funcione para ti. Si no te fías de utilizar el teléfono como temporizador, puedes utilizar un reloj o un temporizador de cocina, o pedir a un amigo o familiar que cronometre por ti.
Conclusión
La procrastinación nos afecta a la mayoría de nosotros, normalmente en el peor momento posible. Superar la pro crastinación te llevará la mayor parte del camino, y el resto es sencillo. Ponte tu mejor lista de reproducción motivacional, prepárate un té, agacha la cabeza y pon en práctica estas técnicas ahora mismo, ¡y arrasa con esta redacción! puede
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